Publicado en el Papel Literario, El Nacional, 6 agosto 2023, Edición aniversaria

 

Jacinto y María, mijao y mata de mango, quedaron inmortalizados en el colofón de un libro debido a su conversadera. Los envidio. Ellos están plantados —cerca, el uno del otro— en la misma tierra. Sus hojas se rozan, se acarician, se hablan y callan. Comparten silencios. Sienten juntos la brisa soplar. Conversar es un arte tan placentero como dormir la siesta. Juntos es doble el placer. Llevo años, son muchos, conversando contigo. En este instante he encontrado una mesa estrecha. Afuera del cristal de la ventana, el agua se mece. Además, llueve. La conversa cuando es genuina: fluye, sin esfuerzo. Ésta comenzó con el deseo de contarle a otro, de dibujar, alimentar un espacio compartido, sin fachadas. Sin paredes, no sé si las frases hagan eco. Resuene lo profundo y lo profano. Entre libros, cine y teatro, han sido más los hitos insignificantes, intrascendentes, cotidianos. Hermosos, por lo pequeños. Difícil de retener esa retahíla de nimiedades. Las cuentas de un rosario, interminable. A veces, se repiten. Persisten. Perdura el deseo, de trajinar un lugar bendito, encenderlo, animarlo, con palabras, un expresar-se ante otro. Otro que sepa escuchar. Pues la conversa, genuina, honesta, requiere de escucha. Vaciarse de sí, que los sonidos reboten en un recipiente cóncavo, de ideas, pensamientos, de uno mismo. Acoger lo otro, al otro. Hablarte es, también, cobijarme. Si me oyes, arropas como los corredores de una casa abrazando el patio, vacío y pleno, de mi alma. Al evocarte, soy capaz de desvestirme, de apariencias. A veces, sí finjo, veladuras de poeta, tolérame sonreído por amor a la música. Al ritmo de negrillas sobre fondo blanco. Conversar es des-velarse. Reflejar, en la superficie, lo hondo de sí. Por lo que se dice, y el cómo se dice. Por la potencia de lo que se cuela y se calla. Me han pedido relatar una conversa memorable. La nuestra, en el tiempo, no dice nada y lo dice todo. Es un larguísimo pabilo. De niña perdida. «Hilo con alma» compuesto por fibras de letra y nudos de mucho silencio. Tejo un mundo mejor. Se revela, rebelde, resiste reprimenda, realidad represiva, con cada intento en dialogar. En la era de lo inmediato, he jugado «al teléfono» con mi amigo, imaginario. Por vasos comunicantes, ¿será que las ondas de mi voz te alcanzan? Sujeta tu vaso, con ternura. Aunque dispersas por el viento, las sílabas se extravíen, siente una cálida brisa soplar.